Publicado por Carlos Guillermo Vahnovan
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Miércoles 22 de Abril de 2009 02:53 |
Mi hermano empezó a dictar en su mejor estilo oratorio, ése que hace que las tribus se queden aleladas ante sus palabras.
.-En el principio -dijo-, exactamente hace quince mil doscientos millones de años, hubo una gran explosión, y el universo... Pero yo había dejado de escribir. .-¿Hace quince mil doscientos millones de años? -pregunté, incrédulo. .-Exactamente -dijo-. Estoy inspirado. .-No pongo en duda tu inspiración -aseguré. (Era mejor que no lo hiciera. Él es tres años más joven que yo, pero jamás he intentado poner en duda su inspiración. Nadie más lo hace tampoco, o de otro modo las cosas se ponen feas.) -. Pero, ¿vas a contar la historia de la Creación a lo largo de un periodo de más de quince mil millones de años? .-Tengo que hacerlo. Ése es el tiempo que llevo. Lo tengo todo aquí dentro -dijo, palmeándose la frente-, y procede de la más alta autoridad. Para entonces yo había dejado el estilo sobre la mesa. .-¿Sabes cuál es el precio del papiro?- dije. .-¿Qué? Puede que esté inspirado, pero he notado con frecuencia que su inspiración no incluye asuntos tan sórdidos como el precio del papiro. .-Supongamos que describes un millón de años de acontecimientos en cada rollo de papiro. Éso significa que vas a tener que llenar quince mil rollos. Tendrás que hablar mucho para llenarlos, y sabes que empiezas a tartamudear al poco rato. Yo tendré que escribir lo bastante como para llenarlos, y los dedos se me acabaran cayendo. Además, aunque podamos comprar todo ese papiro, y tu tengas la voz y la fuerza suficientes, ¿quién va a copiarlo? Hemos de tener garantizados un centenar de ejemplares antes de poder publicarlo, y en esas condiciones, ¿cómo vamos a obtener derechos de autor? Mi hermano pensó durante un rato. Luego dijo: .-¿Crees que deberíamos acortarlo un poco? .-Mucho -puntualicé, si esperas llegar al gran público. .-¿Qué te parecen cien años? .-¿Qué te parecen seis días? .-No puedes comprimir la Creación en sólo seis días -dijo, horrorizado. .-Ése es todo el papiro de que dispongo -le aseguré-. Bien, ¿qué dices? .-Oh, está bien -concedió, y empezó a dictar de nuevo-. En el principio... .-¿De veras han de ser solo seis días, Aaron? .- Seis días, Moisés -dije firmemente. Isaac Asimov
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